NUESTRA INSTITUCIÓN
La Casa de Niños Manuel Fernández Juncos es una organización sin fines de lucro que brinda servicios preventivos y terapéuticos a las problemáticas asociadas al maltrato, abandono y negligencia a niños, adolescentes y jóvenes de nuestro país, por más de ciento dieciséis años.
Bajo el liderato del prestigioso educador Don Manuel Fernández Juncos, en el año 1906 se fundó en San Juan, lo que se conocía como El Refugio de Niños Desamparados, una institución sin fines de lucro dedicada al cuidado y protección de niños. A este proyecto se unieron los doctores Pedro del Valle, José Gómez Brioso, W.F. Lippit, Lcdo. Ramón Falcón y don Teodoro Aguilar, entre otros. La misión de este grupo de personas fue crear un movimiento para “rescatar” a niños olvidados presos en las garras de la delincuencia y del sufrimiento moral y físico. Años más tarde se convierte en la Casa de Niños Manuel Fernández Juncos, nombre por el cual se le conoce hoy en día.
MISIÓN
Nuestra misión es ofrecer una alternativa educativa de carácter preventivo, abierta que atiende a niños, adolescentes y jóvenes entre 8 a 18 años en su mayoría víctimas de maltrato, abandono, negligencia, remitidos por las autoridades competentes, ofreciéndoles una formación integral a través de procesos reeducativos preventivos y tratamientos dinamizados por un equipo interdisciplinario, que basados en los principios Amigonianos garantizan los derechos, deberes y el protagonismo de los jóvenes en la reestructuración de su proyecto de vida.
VISIÓN
La Casa de Niños Manuel Fernández Juncos, será un centro educativo que se distingue por la aplicación de los principios Amigonianos. Su enfoque es la formación integral de los niños, adolescentes y jóvenes que recibe, buscando el fortalecimiento de su personalidad, potenciando la producción de sus saberes y desarrollando las habilidades sociales necesarias para formular y optar por un proyecto de vida digno y viable.
DECLARACIÓN DE VALORES
El Proyecto Educativo que la Casa de niños tiene vigente se fundamenta en:
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La concepción del hombre como ser humano, biológico, psico-social, libre, espiritual y trascendente.
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La Institución recibe y acepta al niño como persona, sujeto de derechos y deberes, reconoce sus capacidades, limitaciones, debilidades y lo acoge a fin de incorporarlo en la asunción de su proceso formativo integral.
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La labor pedagógica se inspira en los principios humanos—cristianos y en la Pedagogía Amigoniana. Educa al joven para la vida a partir del desarrollo integral de la personalidad con procesos en valores en los contextos institucionales y socio-familiares.